En pleno terremoto político por los efectos de la ganadería intensiva y el precio que pagamos por el modelo de producción y de consumo de carne que tenemos en las últimas décadas, hay noticias que no pueden pasar desapercibidas.
El sector ganadero, por culpa de prácticas que no son sostenibles con el entorno, cada vez está más demonizado. Pero los términos “sector ganadero” abarcan una gran amplitud de empresas y estilos de producción de carne.
En este sentido, podemos diferenciar la Ganadería Extensiva e Intensiva. Dos modelos de producción completamente opuestos en sus prácticas y consecuencias:
Mientras que Ganadería Intensiva tiene graves consecuencias para el medioambiente, como pueden ser, las emisiones de gases contaminantes, contaminación de acuíferos, deforestación a nivel mundial por el incremento de las hectáreas de producción agrícola para alimentar a cada vez más animales, también afecta, obviamente, a la propia calidad de la carne que disminuye con respecto a la carne de un animal que vive en extensivo.
La Ganadería Extensiva tiene multitud de razones positivas con el medio, los animales y nosotros como consumidores.
Los prados y pastizales son uno de los ecosistemas más extensos de la Tierra. Al crecer, la hierba almacena carbono en sus profundas raíces y lo atrapa bajo tierra: se estima que los pastizales albergan en sus suelos un 30% de las reservas de carbono terrestres.
En los pastizales naturales, quien mantiene en equilibrio el ecosistema son los incendios y las grandes manadas de herbívoros migratorios, que siguiendo las lluvias van pastando, abonando y regenerando el suelo a su paso.
La trashumancia en España replicaba el mismo modelo. El pastoreo en extensivo de cerdos ibéricos, vacas u ovejas conlleva que estos animales abonen naturalmente la tierra. El ganado se comerá los pastos y “malas hierbas” por lo que no se necesita arado y esto hace que el suelo no se erosione. El arado quema el suelo y libera todo el carbono que las plantas guardan bajo el suelo, y esto, influye directamente en el cambio climático. Además, al arar se destruyen las cavidades que las raíces anteriores han formado. Esas cavidades pueden ser por aprovechas como conductos para las nuevas siembras.
Muchos ganaderos se dan cuenta de que la ganadería regenerativa es la mejor opción para mejorar el suelo y producir más sin tener que aumentar el gasto en fertilizantes químicos.
El cerdo ibérico y la dehesa es una de esas relaciones saludables. Por eso, al comprar jamón de bellota extremeño de fincas acotadas, sabrás que estás comprando un Jamón Ibérico Extremeño Sostenible con el medio, con el bienestar del propio animal y tan natural como a hierba y bellotas que ha comido el animal.
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